martes, 20 de mayo de 2008

Sus vidas sin tu vida

La rozó, la mató, la dejó en el suelo, sin respiro, sin calor,
sin vida...
Ya no existe nada más.. ya no hay nada... nada queda... se lo llevó todo... ante la mirada atónita de su hija de solo 13 años... vio a su madre caer sin vida al suelo.. violenta e inesperada muerte.. innecesaria... injustificada... triste... Se fue de este mundo sin terminar lo que había comenzado, dejando un inmenso vacío, un vacío que no podrá llenar nada... ...ni nadie. Él, ahora se encuentra condenado a deambular por la oscuridad de la soledad, con su mente colmada de imborrables recuerdos, que no volverán... nunca más... ya no más... ya no se puede... queda mucho por llorar, por pensar, por sufrir... Ni mil rosas, ni millones de pésames, ni mil millones de lágrimas, podrán traerla aquí, ¿no es suficiente? ¿por qué no estás? ¿donde estás? pero no.... no es necesario necesitar... ya no es necesario... No existe consuelo, ni existirá... ¿por qué no veo nada? ¿por qué no siento nada? ¿existe la posibilidad de no existir? Deseos, deseos de matar, de darle fin a esa persona de la misma manera o peor, de como se la arrebató a ella... no tenía derecho... era la vida de ella... ...y de él ...y de ellos también Sentir como si la lluvia que ahora cae sea por la tristeza que siente ella al no estar más aquí, lágrimas frías que bañan de dolor y vacío a sus familiares, recuerdo que no se irá, no, no se irá... pero se fue... y no puede volver... no puede... ya no puede... ¿Por qué? ¿Por qué tuve que ser testigo de ese fatal segundo?, de ese último segundo de vida que ella tuvo... de ese último respiro... de esa última mirada... y de ese fatal movimiento que terminó por no terminar... y no hay nada. La verdad, no me imagino el dolor, y no lo sabré hasta que me suceda... La muerte pasó fente a mis ojos, y me miró, pero no me tocó, segundos después, vi caer a quien no debió haber caído, la muerte ronda aquí, la puedo sentir...
A la memoria de Elizabeth Roa Mella. Con respeto y, extrañamente, compartiendo su dolor, Cynthia Yáñez...